Durante la segunda mitad del s. XX en muchas iglesias españolas se instalaron sistema de calefacción por emisión de aire caliente que funcionan con gasóleo. Ahora, miembros del Instituto de Geociencias (UCM-CSIC) han comprobado que su uso habitual y continuado desestabiliza el clima interior de estos edificios, afectando negativamente a la conservación de su patrimonio. Este estudio, centrado en la iglesia de San Juan Bautista (Talamanca del Jarama, Madrid) se ha publicado en las revistas Energy and Buildings y Building and Environment.
Iglesia de San Juan Bautista de Talamanca del Jarama (Madrid). |
Tal y como ha explicado Mª José Varas Muriel, coautora del proyecto, el problema reside en que cuando se enciende y se apaga la calefacción de forma frecuente, se producen fuertes fluctuaciones ambientales que se traducen en una subida impotante de las temperaturas, llegando a doblar la inicial, y en una caída peligrosa de la humedad relativa hasta llegar a bajar del 20% en las zonas más altas de la iglesia. Esto influye en las propiedades físicas de maedras, piedras, revocos y pinturas murales, pudiendo provocar la aparición de fisuras, ampollas o sales que pueden ocasionar serios daños.
Los registros microclimáticos se han realizado con varios sistemas de monitorización inalámbrica que incluyen el uso de globos para elevar los sensores junto a dispositivos de termografía infrarroja, higrometría y resistividad eléctrica para medir los dos parámetros críticos para la conservación: temperatura y humedad.
Las mediciones también han confirmado que los aparatos calefactores no mejoran el confort térmico de los feligreses, pues no notan un confor térmico hasta un buen rato después de encenderse la calefacción. Las temperaturas elevadas comienzan concentrándose en las partes altas y de ahí van bajando progresivamente hacia las áreas bajas ocupadas. Estas temperaturas controlan la humedad relativa, por lo que en las zonas superiores ésta baja enormemente, lo que ocasiona un gran daño para el patrimonio, y en zonas inferiores la humedad relativa se mantiene alta, lo que implica una menor sensación térmica para los feligreses.
Los investigadores recomiendan sustituir los viejos sistemas de calefacción por otros más modernos y eficientes, aunque esta solución aún se está estudiando es cara. Dependiendo de cada sistema, habría que introducir ciertas modificaciones que rebajaran sus efectos nocivos sobre el patrimonio interior, como recolocar las rejillas en los lugares adecuados y cercanos al suelo, así como solucionar posibles problemas internos de humedades en los muros y, sobre todo, controlar el tiempo e intensidad de uso de la calefacción.
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