Uno de los problemas inevitables que presenta el Patrimonio Arquitectónico (y la edificación civil, en general) es el de la presencia de sales en la piedra. Las sales entran disueltas en agua, ya sea de lluvia, freática... Estas sales pueden venir del propio agua, o de otros componentes que se hayan utilizado erróneamente en la restauración; algunos ejemplos de esta situación son:
- El cemento Portland: aporta grandes cantidades de sales de magnesio además de tener una resistencia mecánica mucho mayor que la de la piedra. Esto se traduce en que, cuando hay procesos de dilatación y compresión debidos al calor, el cemento Portland tiene más fuerza que la piedra y la rompe.
- Morteros de cal magnésica: aporta sales de magnesio.
- Silicato potásico: Aporta una gran cantidad de sales.
Una vez que las sales están dentro del muro, sufren procesos de cristalización y disolución en el sistema poroso de la piedra hasta que terminan fracturándola.
En algunos casos, la presencia de sales se revela mediante eflorescencias, pero en otros, las sales permanecen en el interior de la piedra escondidas hasta que el daño es mayor.
Eflorescencias |
Son numerosas las líneas de investigación para combatir este problema y los tratamientos propuestos. Uno de los que se llevan a cabo es la desalación de un muro.
A continuación os dejo un vídeo en el que se explica el proceso de desalación de La Seo de Zaragoza, llevado a cabo por el Equipo de Investigación Arbotante (Universidad de Zaragoza).
Fuente de las imágenes:
http://www.ecohabitar.org/la-humedad-y-eflorescencias-salinas-en-los-edificios/
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